18 feb 2013

Ciencias, UNAM.

Creo que lo he escrito muchas veces pero lo haré una vez más, para que no quede duda: estudié Ciencias de la Computación en la UNAM. Disfruté mucho mi carrera, siento aún el orgullo y felicidad por haber estudiado en la Facultad de Ciencias, una escuela con muchas cosas por las cuales sentirse orgulloso, por ejemplo, sus muchos (aunque no todos) buenos maestros, sus muchos buenos estudiantes,  sus instalaciones, pero sobre todo, su comida corrida barata, que en mis tiempos, costaba $10 (equivalente a 10 varos capitalinos), y que era/es capaz de causar una peregrinacion de estudiantes desde todos los rincones de C.U. a la H. facultad de Ciencias.

Hace tiempo que quiero escribir una serie de blogs críticos sobre algunas cosas que no me gustaron durante mi estancia en la facultad y que creo debieran ser atendidos para mejorar la Facultad. Lo hago ahora porque he tenido el tiempo para reflexionar sobre mis experiencias en Ciencias, como estudiante, como ayudante de profesor, como maestro de asignatura, como egresado, etc. Además, por alguna razón (desconocida), estudiantes de Ciencias siguen llegando a este blog a pesar de que el Foro de Ciencias ya no existe (que era la principal fuente de Ciencias lectores de este blog). Quiero pensar también que quizá lo que escriba pueda ser útil.

Debo aclarar (por si fuera necesario) que mis opiniones están totalmente basadas en MI experiencia. Dicen por ahí que cada quien habla de la feria según le va... Mucho de lo que escribiré estará dirigido principalmente a la carrera de computación, aunque, creo,  muchas cosas aplican para las otras carreras también.

El inicio:

Corrí con la suerte de que a finales del semestre anterior al  que ingresé a la carrera se inauguró el nuevo y flamante edificio de la facultad: El Tlahuizcalpan. El edificio se anunció con mucha pompa y toda la cosa. La Gaceta se desvivía en decir que ahora la UNAM contaba con uno de los edificios mas chidos "del mundo". Con equipo de punta, instalaciones de primer mundo, ¡con elevador caray!. A mi generación le tocó quitar el plástico de muchas computadoras. Nos dieron la bienvenida a la facultad con un "tour" por el famoso edificio, que se supone estrenaríamos.

Recién egresado de prepa y lleno del orgullo azul y oro, todo me pareció maravilloso, me apantallaron. Ciencias parecía el lugar perfecto, con instalaciones nuevas y listas para que yo las usase... La memoria me falla pero, creo, no tuvimos acceso a las nuevas instalaciones  hasta el segundo semestre. Entre  las razones: las computadoras no funcionaban. Se dijo que el polvo las dañó, que los ventiladores se dañaron y los procesadores se quemaron. Muchos monitores no prendían y las pocas compus que funcionaban no estaban correctamente configuradas (de primer mundo...). Mas de la mitad de las computadoras no funcionaban para cuando tomé mi primer clase en uno de los flamantes laboratorios, que por cierto, ocupan todo el ultimo piso del edificio y en cada uno de ellos uno solo encuentra... computadoras: mismo modelo, mismo todo... Después me enteré que, además de las inservibles computadoras, una de las principales razones por las que no pudimos usar los nuevos laboratorios fue el sindicato de trabajadores de la UNAM, que al ver nuevo edificio, vio nuevas plazas que repartir y celosos de lo "suyo" hasta guardia pusieron en el elevador para que sólo  trabajadores lo usaran... 

Total, durante el primer semestre no pudimos usar el flamante tercer piso del Tlahuizcalpan, aunque , confieso, tampoco era tan necesario, ya que la mayoría de las materias en primer semestre eran teóricas y solo en mate discretas teníamos laboratorio, que tomabamos, en los laboratorios del Amoxcalli.

La verdad, fue desilusionante ver lo que pasó con el Tlahuizcalpan, pero pronto aprendí que en Ciencias (y en la UNAM en general) hay muchas cosas que no son lo que parecen. Por ejemplo, los trabajadores no estaban para hacer su trabajo, i.e asegurarse de que las instalaciones funcionaran, estuvieran limpias, y que los estudiantes tuviéramos un lugar "digno" para estudiar, más bien estaban para servirse de la facultad. Hasta computadoras se robaron del edificio (quien sabe quien). Total que al final tan poco chiste le encontré  al edificio que casi ni lo use...

En otro tema, algo que me llamó la atención las primeras semanas de clase fue que los pasillos y algunas clases estaban atascados. Había clases como Cálculo 1, que estaban atiborrados como un vagón de Metro en hora pico. En algunos casos había hasta que pelear lugar. Pronto me enteré que se debía principalmente a que había muchos repetidores y oyentes. En mi clase de Cálculo había un chavo que participaba en todo momento, parecía tener la respuesta a todas las preguntas de los maestros, etc, etc. En todo curso que tomé hubo siempre gente brillante y destacada, pero este compañero (a quienes mis amigos apodaron el niño Gauss por su afición a siempre hablar del famoso matemático C. Gauss) tenía algo distinto. Como muchos, después del primer examen desapareció. Mucho tiempo después, me enteré que los profesores lo conocían muy bien porque llevaba años intentando pasar Cálculo 1. 

 A lo largo de los cuatro años que estuve como alumno y dos-tres como ayudante-maestro, me encontré con muchos niños Gauss.  Debo reconocer, con cierta pena, que en la facultad de Ciencias existen montones de estudiantes así. Cada inicio de semestre siempre están ahí para pasar lista en aquellas materias que no pasan; atiborran los salones, prometiendo que "esta es la buena" que "ahora sí van a pasar la materia X", que "el semestre pasado, Y impidió que no pasaran la materia", pero que "en este semestre , ni Z impedirá que pase la materia". 

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